lunes, 9 de agosto de 2010

Alfredo Vignolo Maldonado: A UN AÑO DE SU PARTIDA

Por: C. Alfredo Vignolo G. del V.
Periodista

¡Qué difícil es, para quienes escriben diariamente, hacerlo ahora en homenaje al padre, al amigo, al consejero.
De cuna modesta y cristiana, nació, para privilegio de nosotros y de sus amigos. Respondió sin pausa a la noble vocación de enseñar, porque sabía que la mies sería mucha y fértil mediante la palabra enjoyada con su espíritu y la belleza de su verbo.
Fue alumno aprovechado del colegio San José Maristas del Callao. Hombre culto y siempre al día. La bondad de Dios hizo que su magisterio periodístico continuara por más de medio siglo; la casa y el aula resultaron demasiado pequeñas para tanta grandeza suya, por eso lo buscaban con afecto y afán, en pos ya del amigo fraterno y del Maestro incansable, del hombre sabio y orientador, del consejero, su cercanía al Señor lo convirtió en un ser escogido, predestinado, digno de su gloria.
Nos deja a poco de haber cumplido 82 años de edad, disfrutamos de su presencia y de ese don tan elocuente suyo. Hoy, paradoja del destino, volvemos a estar ante él, su familia y sus amigos, pero su palabra es ahora silente, su mirada de hombre bueno se ha ocultado para siempre y sus manos, que estuvieron llenas de afecto, reposan apretando la Cruz y su libro de “Ética Periodística” que fue su signo iluminándonos por siempre con su amor.
Tuvo la responsabilidad de ser esposo, padre, abuelo y bisabuelo, nos inculcó principios y valores supremos que guían nuestro camino. También tuvo la responsabilidad de ofrecernos la noticia y hacer efectivo el Derecho a la Información; así como la inalienable facultad de opinar. El Periodismo, como tal, no es sólo información, sino también docencia y decencia.
Egresó con la Primera Promoción de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Perú; obtuvo el Primer Título de Periodista Profesional otorgado en el país por dicha Universidad, un 27 de diciembre de 1948.
El Maestro Vignolo, como lo llamaban, ya no existe. Quienes permanecen en el recuerdo y en el corazón de los que tanto lo quisieron, no han muerto, sólo viven en la cercana lejanía... Pero su ejemplo y su recuerdo lo tienen presente al lado de sus obras y alientan a todas las promociones que egresaron de la Escuela de Periodismo de la Católica, de las cuales hay muchos periodistas quienes ejercen con dignidad, conscientes de ser dueños de una responsabilidad cuyo valor más grande está en el respeto a los principios supremos, a la sociedad y a aquello sin lo cual no puede haber nada bueno: la libertad honrosamente aplicada al escribir o al pronunciar una palabra. Como bien decía “La Prensa no es el Cuarto Poder del Estado, sino el Primer Poder de los pueblos libres”.
Quienes nunca olvidaremos al que fue esposo, padre, abuelo, bisabuelo, amigo ejemplar y noble guía, seguiremos el halo de su tránsito, detenido abruptamente con aquella partida imprevista y prematura en noviembre del año pasado; fuiste amor, ejemplo y alegría, siempre vivirás en nosotros, siempre serás nuestra luz que alumbre nuestro sendero, en nombre propio y de todos los que tanto te quieren y deben, depositamos una oración y por qué no, una lágrima varonil como simbólica flor inmarchitable de todo corazón

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